jueves, 4 de septiembre de 2008

Las niñas de Alto Hospicio, no tuvieron al Estado a sus pies...

No son las dictaduras las únicas en violentar los derechos humanos, la democracia también es responsable de la violencia ejercida en contra la mujer. Mientras el Gobierno hoy sirve a los pies de las familias poderosas de Chile, hace 7 años la discriminación ejercida por parte del Estado a un grupo de niñas de los sectores más pobres de nuestro país, terminó por forjar uno de los hechos de sangre más horrendos de nuestra historia republicana. En algún momento nos desconcertó la desaparición de un número de niñas adolescentes en una población precaria y de pocos recursos, Alto Hospicio, localidad junto a la próspera ciudad de Iquique. Es necesario recordar que las autoridades culparon a las víctimas y sus familias, mientras un supuesto asesino “solitario” continuaba con sus matanzas.No me sorprende la denominación de ángeles de las 9 inocentes que murieron el pasado viernes, incluso lo comparto, aunque no de forma demente, porque no creo que el cielo sea de algunos. Lo que no comparto es que ya muertas las niñas de Alto Hospicio no fueron llamadas ángeles sino que mujeres dispuestas a abandonado sus hogares en busca de una vida fácil. En octubre de 2001, una vez capturado el supuesto psicópata, comenzaron a aparecer uno a uno los cuerpos de las pequeñas. Más de una semana duró el proceso del reconocimiento de los cuerpos en el servicio medico legal, siete días más, tuvieron que esperar las adoloridas familias para dar sepultura a sus hijas, cuyos restos fueron exhumados años después tras evidentes errores en la investigación. Graciela Monserrat, Macarena Sánchez Jabré, Sara Gómez, Katherina Arce Rivera, Laura Zola Henríquez, Patricia Edith Palma Valdivia, Katherine Arce, Macarena Montecinos, Melisa Garay Moena y Viviana Garay. Estas mujeres en sus mayorías no superaban los 16 años, llenas de sueños y esperanzas. Quizás creían en un país justo, buscaban oportunidad en una tierra tomada, más solo encontraron muerte a cargo de un Estado discriminador y que rápidamente olvido los efectos del dolor.

martes, 12 de agosto de 2008

En busca de la construcción colectivas de espacios seguros, Rompiendo la brecha entre prevención social y prevención situacional.

Palabras claves: espacios defendibles, espacios de control, espacios relegados, prevención social, situacional y colectiva.


Introducción.

El aumentado crimen violento y la delincuencia al interior de barrios ubicados en la periferia del área metropolitana de Santiago de Chile, dejan al descubierto nuevas relaciones sociales en el espacio urbano, escenario urbano gobernado por los más fuertes, quienes ponen en manifiesto las normas y reglas que rigen el territorio. Este aumento de criminalidad ha ido en desmedró de las expectativas de vida y desarrollo humano de sus habitantes, en los que los grupos dominantes condicionan las interacciones individuales y colectivas de los espacios públicos, privados y de uso colectivo.

La decadencia física de barrio, caracterizado por la violencia omnipresente y cotidiana, el despoblamiento, la exclusión económica y la descomposición del tejido social de una comunidad, han sido una de las mayores preocupaciones del Estado, investigando, innovando e impulsando una serie de intervenciones desde el ámbito social, económico y urbano. Con el objetivo de reducir el temor de hombres y mujeres con su entorno inmediato.

En este contexto, se ha investigado con mucho esmero la seguridad o inseguridad residencial que afecta la vida social de las ciudades, intenta ir en busca de respuestas que permitan asegurar la habitabilidad del espacio urbano en general. No obstante, los estudios en su mayoría se han concentrado en argumentos técnicos centrados en el resguardo, control y defensa de los espacios residenciales.

Un enfoque tradicional es la que vincula la seguridad residencial en las variables del diseño: La teoría del “Espacio Defendible” planteada por Newman (1972), que aborda la vulnerabilidad del espacio a partir de la territorialidad. Buscando reducir la presencia de extraños en las cercanías de las viviendas, a través, de propuestas de diseño de recorridos retorcidos para la entrada en la zona residencial o la construcción de barreras reales y sistemas de video vigilancia que convierten los espacios residenciales en “ciudades fortaleza”.

Otro enfoque más contemporáneo, es el de la lógica social del Espacio, o más bien la del “control natural” encabezada por el Arquitecto Bill Hiller, postulando que la configuración espacial tiene efectos importantes en el tipo de interacción social que se genera en un espacio dado. Hillier centra su análisis en los mecanismos internos de una ciudad, que generan campos de potencial encuentro, campo que presenta una estructura definida y describible, que varía con la estructuración del espacio, y a la que denomina comunidad virtual. En definitiva, postula que la presencia natural de personas es la mejor forma de controlar el espacio público. Dado que, en la medida que disminuye el flujo de personas, se pierde el control natural y se hace más peligroso el momento en que aparece un potencial criminal (Greene; 1994). De modo muy sencillo la fórmula es “ojos que miran a la calle”, “una calle muy frecuentada es una calle segura” expresa por Jane Jacobs (1961).

De este modo, la base del método del antidelito estaría articulada en la medida que hacemos que en todo momento los espacios residenciales estén siendo utilizados o estén siendo observados de manera rutinaria por los residentes y las personas que transitan en el lugar, crearemos una impresión de vigilancia informal continua y los potenciales delincuentes entenderán que resulta poco adecuados como lugares para el delito, aumentando en consecuencia la seguridad de los residentes

Ambos enfoque incorporados en las políticas y estrategias de prevención y seguridad pública, ciudadana y humana, tanto en gobiernos locales y a nivel central, han dado cabida a la denominada Prevención Situacional. Iniciativa que actúa sobre los factores de proximidad urbana y ambiental, en estrecha relación con las situaciones de gatillantes de violencia y la actividad delictual[1] por medio de medidas que van desde la recuperación de espacios públicos, mejoramiento de la iluminación de las calles y pasajes, poda de árboles, arreglo de fachadas, utilización de cierre de pasajes, calles y espacios públicos, alarmas comunitarias y cámaras de tele vigilancia. Siendo el fin último anticiparse al razonamiento del agresor, estableciendo mayores dificultades para su accionar.

Esta tendencia apela a la lugarización concebida en el marco de seguridad y control social, es decir; la intervención en los lugares peligrosos, debieran contar con conocimiento mutuo de los habitantes próximos para la protección, además de los controles formales expresamente creados para la seguridad (las policías y los organismos de seguridad comunal), se especula que en la medida en que el residente se apropia de los espacios residenciales, los personaliza, los utiliza, se sentirá legitimado para defenderlos frente a la invasión de un extraño, poniendo en juego mecanismos de territorialidad.

En consecuencia de lo anterior, la relación de espacio y seguridad en el ámbito de la prevención, queda delimitada a un enfoque de control y de defensa de los individuos y bienes que integran el espacio. Minimizando la reflexión a una operacionalización del concepto lugar[2] para enfatizar la interpenetración entre lo físico y lo social.

Atribuyendo al lugar una temporalidad limitada e invalidando los procesos históricos relacionados con configuración del espacio urbano. Manuel Castells, nos señalaría en su clásica obra “la Cuestión Urbana”, que el espacio no es una mera estructura en un lugar sino también una serie de procesos e historias que dan vida a una sociedad en su conjunto; “…espacio es un producto material en relación con otros productos materiales, entre ellos los hombres, los cuales contraen determinadas relaciones sociales, que dan al espacio y a los otros elementos de la combinación, una forma, una función, una significación social. No es, por tanto, una mera ocasión de despliegue de la estructura social y física, sino la expresión concreta de cada conjunto histórico en el cual una sociedad se especifica”. De ahí que prácticas como Crime Prevention Through (CPTED) definidas como un conjunto de estrategias de prevención del crimen orientadas a la reducción de los delitos de oportunidad y de la percepción de inseguridad de la comuna local, carezcan de sentido si no hay un conocimiento cabal del barrio; historia, morfología urbana, demografía, situación socioeconómica, modos de vida cotidiana, redes sociales, y todo lo que parezca relevante y fundamental para el desarrollo de una prevención colectiva, sobre pasando la oposición estéril entre prevención social y situacional.[3]

Anticipándose a esta reflexión, el Programa Chile + Seguro, del Ministerio del Interior, financiado mediante crédito Banco Interamericano de Desarrollo ha venido desarrollando un modelo de intervención centrado en la focalización, en barrios vulnerables, compuestos por una población en desventaja con el resto de la ciudadanía que favorece factores de riesgo que acentúan la relación entre crimen y pobreza. Como señalaría Loic Wacquant, uno de los más destacados estudiosos actuales de la pobreza urbana en los países centrales “la marginalidad se va instalado tanto en sus estructuras físicas, como en las relaciones sociales en ausencia de la cohesión del espacio social. En consecuencia, la situación de pobreza condiciona a los individuos a desarrollarse en un mercado laboral precario e inestable, fundiéndose la economía callejera informal con actividades ilícitas y criminales”. (2007)

Experiencia del Programa Chile + Seguro.

El programa Chile + Seguro, orienta sus acciones a espacios marginales que han experimentado en el tiempo una ghetificación del barrio caracterizada por la decadencia física, el peligro, la violencia omnipresentes y cotidianos, el despoblamiento, la exclusión económica y la descomposición de su tejido social. (Wacquant: 2001: 41). Si bien, el programa tuvo su origen en una decisión política respecto de una población en particular (La Legua Emergencia en año 2001) durante todo su proceso de desarrollo se ha ido avanzado hacia un enriquecimiento del diseño metodológico, aprendizajes que se han levantado de la misma ejecución en terreno.
Uno de los mayores aprendizajes del programa Chile + Seguro, tiene relación con intervenciones en el espacio urbano, presente en la ejecución del sub. Programa Barrio Seguro; en el componente de movilización comunitaria[4] y en los Pilotos de: “Reducción de temor en víctimas y residentes de conjuntos habitacionales”; en el componente espacios públicos[5] y de “Reducción del temor urbano”; en el componente obras urbanas[6]. Tres distintos modelos de intervención aplicados en diferentes barrios de la Región Metropolitana.
Volviendo a la estrategia de prevención situacional, y sus hipótesis teóricas basadas en que las variables situacionales son más susceptibles al cambio que otras, que el delincuente responde a la lógica de oportunidad y a la decisión racional del comportamiento humano.[7] La experiencia del programa Chile + Seguro, ha estado centrada en el conocimiento de los principales problemas de seguridad cotidiana, las problemáticas ligadas a la seguridad de mujeres en viviendas sociales, la delincuencia y la victimización de jóvenes, la violencia en las escuelas y el temor en los espacios publico. Utilizando herramientas metodologías mixtas, como la encuesta, la cartografía, las entrevistas en profundidad y los grupos de discusión.
Luego, dado el fuerte componente subjetivo de las necesidades de seguridad, que varían según las características de las distintas personas y grupos (dependiendo del sexo, la edad, la historia colectiva y vivencias de cada uno), se entiende que la gestión de la seguridad urbana pasa por establecer puentes de comunicación para el encuentro de intereses ciudadanos enfrentados, a través de una mediación incansable.
Hecho, que ha permitido con el transcurso de los años flexibilizar los marcos de acción tanto en el ámbito social, comunitario y situacional, e integrar en el enfoque una prevención colectiva del delito en los barrios vulnerable, caracterizado por:
1. El conocimiento real de la problemática de la población en general
2. La conducción, articulación y fortalecimiento de las redes sociales internas y externas de la población.
3. La movilización, capacitación y la cohesión de los habitantes.
4. La intervención psicosocial y jurídica en grupos de riesgo; niños, niñas, jóvenes y mujeres.
5. La recuperación de los espacios públicos a través del trabajo voluntario.
6. La inversión en infraestructura comunitaria.
Desde esta perspectiva, el énfasis para la prevención de la criminalidad y la disminución del temor, está puesto en el fortalecimiento de las capacidades de la propia comunidad para construir confianzas y promover prácticas de autocuidado y protección mutua, sin dejar de lado responsabilidades del Estado, como son el saneamiento de deudas históricas con los barrios más vulnerables, el mejoramiento de un diseño urbano precario, la ubicación física del barrio, tipo de mobiliario urbano, la mantención del espacio público y otras variables de diseño y gestión urbana que se abordan a través de estrategias intersectoriales.



[1] CESC. Proyecto de Difusión de Programas de Prevención Comunitaria del Delito. Boletín Nº 1. Octubre de 2004.
[2] Comprendida como la relación inseparable del habitante y su hábitat
[3] Centro Internacional para la Prevención de la Criminalidad. Anne Wyvekens : la prévention situationnelle en France Synthèse Vendredi 29r février 2008.
[4] componente de Movilización Comunitaria, busca fortalecer los factores preventivos y protectores de los individuos y de la comunidad frente a la violencia y el temor que caracteriza el barrio. A través, de actividades orientadas a configurar un sistema de liderazgo legitimado para enfrentar activamente los problemas del barrio; generar y fortalecer las condiciones físicas y comunitarias que otorguen una co producción de seguridad a la población; fortalecer el trabajo en red entre la comunidad y las instituciones y organizaciones sociales.

[5] Componente Espacios Públicos orientado a fomentar la convivencia y seguridad de las familias residentes, a través de un proceso participativo de diseño, habilitación y de uso de los espacios públicos.

[6] Ejecutar algunas obras urbanas contenidas en la cartera de proyectos elaborados en conjunto con la comunidad y gestionar el compromiso de las autoridades pertinentes con proyectos cuya magnitud requiera recursos provenientes de distintos actores comunales privados, empresas públicas, municipios.
[7] Proyecto de apoyo y Difusión de Programas de Prevención Comunitaria

domingo, 10 de agosto de 2008

Pobreza avanzada y condena de los cuerpos. El caso de la Población Santo Tomás. La Pintana.

La Pintana, una ciudad construida para los Pobres.

La Pintana, se sitúa en el extremo sur del llano del Maipo. Los primeros signos de urbanización en este lugar, ubicado a dieciocho kilómetros de Santiago, son producto de la caja de habitación popular de 1946, 1950 y 1957. No obstante, entre 1960 y a comienzos de la década siguiente, se produjo un poblamiento importante en las cercanías, a consecuencia de programas de "operación sitio" y tomas de terrenos que fueron conformando el sector urbano delimitado por Lo Martínez, Santa Rosa, Lo Blanco y San Francisco, con una densidad media actual de 230 habitantes por hectárea.
El año 1981 y en un nuevo escenario de administración geopolítica del país, se dividió La Granja, creándose la nueva comuna de La Pintana, con 3.324,34 hectáreas de superficie, en el borde de la ciudad y su entorno rural inmediato. A pesar de ser independiente en las cuestiones de la administración local, pero al mismo tiempo estaba "sujeto al control y la condena" sobre el pensamiento de homogenización social de las comunas del Gobierno Militar.
Es así, como a partir de los años 80, La Pintana comienza a recibir conjuntos de familias y poblaciones completas erradicadas desde doce comunas y cuarenta campamentos (principalmente de Santiago y Las Condes), incrementando en un ritmo inusitado su contenido demográfico. (Gurovich: 1989, pp. 32-35). A diciembre de 1984, el 52,56% de la población de la comuna vivía en campamentos de radicación, nuevos campamentos y poblaciones de erradicación, la cifra más elevada del Gran Santiago, apenas seguida por Renca y Peñalolén, con un 25,11 y un 22,26%, respectivamente. Las poblaciones de erradicación por sí solas, alcanzaban a cobijar el 43,62% de la población de la comuna. (Gurovich: 1989, pp. 32-35).
Este acelerado crecimiento de la Comuna de la Pintana, fue en desmedro de la situación socio económico de la población incorporada. Si bien, la erradicación significaba casi siempre un mejoramiento de la vivienda y de la higiene ambiental, las nuevas poblaciones erradicadas ven deteriorada sustantivamente las condiciones de vida de los pobladores.
Actualmente, La Pintana cuenta con 242.021 habitantes (según el censo del 2002) distribuidos en 3.030 metros cuadrados, de los cuales 0.69 Km2., corresponden a sectores con asentamientos poblacionales, 0.75 Km2., a sectores de parcelas, entre 0.5 y 1.0 Km2., a predios agrícolas y en estos territorios se distinguen claramente cuatro sectores territoriales configurados entorno al eje Santa Rosa.

1. Los Sectores poblacionales de Santo Tomás, El Roble y El Castillo: los que presentan una alta densidad poblacional con preponderancia de lotes y viviendas mínimas, con déficits de equipamientos.

2. El Sector poblacional San Rafael: que presenta mayor consolidación y mejor calidad de las viviendas sociales. Este sector es particularmente importante debido a que aquí se levanta el centro cívico de la comuna.

3. Los Sectores Antumapu y La Platina: en el primero se encuentran las Facultades de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Chile, y en el segundo, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA). Son terrenos extensos destinados al desarrollo de actividades agrícolas funcionales a la labor académica y de investigación que desarrollan éstas instituciones.

4. El Sectores agrícolas: conformados por parcelas de los sectores denominados Las Rozas, Mapuhue y Villa La Pintana, también predios del ex-fundo San Antonio, donde aun la actividad agrícola se encuentra consolidada.

Sector Santo Tomás: Villa la Zarzuela y Madre Teresa

La Villa La Zarzuela y Madre Teresa, ambas suman 400 viviendas; 112 tipo progresiva y 248 de tipo básicas. La Población Santo Tomás, como se conoce popularmente a las dos villas construidas en 1990, se ubica en el sector nororiente de la comuna de La Pintana y limita con las comunas de La Florida y La Granja.
Los habitantes de la villa La Zarzuela provienen de las comunas de San Miguel, La Florida, San Bernardo, La Cisterna y de poblaciones cercanas como Raúl del Canto, Pablo de Rocka, 6 de mayo, El Castillo, en 1991 llegaron a la villa. Las primeras familias de la villa Madre Teresa, por su parte, llegaron en enero de 1992 provenientes de la villa O’Higgins de La Florida.

Durante estos 18 años de vida, la población Santo Tomás ha sido testigo del aumento del crimen y la delincuencia al interior del barrio, dejando al descubierto nuevas relaciones sociales en un espacio urbano gobernado por los más fuertes, situación que pone de manifiesto las normas y reglas que rigen el territorio. Este aumento de criminalidad ha ido en desmedro de las expectativas de vida de sus habitantes, donde los grupos dominantes condicionan las interacciones individuales y colectivas de los espacios públicos y privados.

Los vecinos de la población Santo Tomas están aterrados. Sus calles son un campo de batalla para los narcotraficantes que se enfrentan a diario, como si esto fuera poco en las balaceras se pueden ver menores involucrados.
Chilevisión Noticias Junio. 2007



La agudización de esta problemática social es tangible por medio de la observación del aumento y conductas violentas y delictivas, concentradas en las calles, pasajes, espacios públicos y privados, espacios caracterizadas por la mala calidad de la construcción de la vivienda, el déficit constante en infraestructura y servicios, escasa conectividad y una suma de problemáticas sociales de tipo homogéneo; desempleo, bajo nivel educacional, empleos informales, masiva presencia de mujeres jefas de hogar, familias disfuncionales, escaso control de la natalidad, además de una insuficiente o inexistente presencia de organizaciones sociales funcionales o territoriales. Siendo un escenario urbano donde ha surgido, y se ha instalado, la violencia como mecanismo de supervivencia en la vida cotidiana de sus habitantes.

…a veces me pueden cogotear, o a veces me pueden pegar cuando llego a la casa o al salir de la casa. Siempre he andado con ese temor que me llegue un balazo cuando salgo al pasaje, aquí los cabros ajustan cuentan y en una de esa me llega a mi por equivocación.

Vecina Santo Tomas Mayo 2008
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La delincuencia juvenil, la vulneración de derechos de niños y niñas, la violencia intrafamiliar, el alcoholismo, la tenencia de armas, la venta y consumo de droga y el surgimiento de grupos organizados en torno a conductas violentas, nos sumergen en una decadencia física la población, identificada por la violencia omnipresente y cotidiana, el despoblamiento, la exclusión económica y la descomposición del tejido económico y social. Como señalaría el Sociólogo Frances Wacquant: Una nueva pobreza, una pobreza avanzada que en grandes rasgos es producto de una agudización de las desigualdades y una profundización de la exclusión y marginalidad de las formas socios espaciales. (Wacquant: 2005)

Santo Tomás. La pobreza avanzada.

El fenómeno de la Población Santo Tomás en la Pintana son resultado de una serie razones que van desde la construcción masiva de viviendas sociales anteponiendo cantidad ante calidad. La precariedad y rigurosidad de los programas sociales, la desregularización del mercado laboral, incrementando el empleo informal, precario e inestable, y la aparición de actividades ilícitas y criminales en determinados barrios marginales. Generando un aumento de la violencia, de la criminalidad, del miedo y, por lo tanto, del aumento de la inseguridad.

La Pintana, se vio perturbada tras la invasión de un gran número de poblaciones de viviendas sociales, programas habitacionales que fueron ejecutados en suelos de baja plusvalía y de alta segregación urbana. Aumentando las demandas sociales y urbanas, inabordables por el gobierno local, hecho que crea un descontento generalizado que prevalece ante la satisfacción de la casa propia, impulsando un constante conflicto con los distintos tipos de autoridad.

Junto con el descontento y la marginación se consolida una población carente estructuralmente y privadas del desarrollo sustentable y sostenible propio de las comunidades en condiciones de pobreza. La ausencia de asociatividad y acciones colectivas entre sus vecinos y el declive del rol dirigencial, van en una sumatoria del individualismo y, por ende, conforman las fisuras de las relaciones del vecindario y el aislamiento entre sus habitantes.

En este contexto, nacen las nuevas generaciones, marcadas por la marginalidad y la falta de oportunidades, donde los procesos de socialización primaria y secundaria se transmiten en un marco de escasos valores sociales y culturales, siendo la calle el principal escenario de transmisión cultural. Esta nueva generación, compuesta por niños y jóvenes, se ha construido socialmente como sujetos autónomos, aislados de la sociedad, distante de toda norma social.

Surgiendo grupos o pandillas tales como "Los Guarenes" y "Los Phillips", compuestas fundamentalmente por jóvenes y niños que se caracterizan por ser desertores escolares y consumidores de drogas y alcohol a temprana edad, están además asociados a actos violentos, y a un constante vaivén con los sistemas de orden públicos.

"uno se acostumbra tanto a eso (la violencia) que después es normal, llega una persona de afuera, y ve una pelea, y queda con los ojos abiertos, en cambio uno ve una pelea, sus balazos, sus puñaladas, y nosotros seguimos la vida no mas..."
Vecina Santo Tomas Mayo 2008.


Los acontecimientos de la población Santo Tomas no son un fenómeno aislado, el aumento de la violencia y criminalidad este focalizada en los barrios periféricos de Santiago, compuesto de vivienda social los cuales han experimentado una decadencia física, condenando a los individuos al miedo y a la delincuencia cotidiana, al despoblamiento, a la exclusión económica y social.

5. Santo Tomás. La condena de lo cuerpos.

Los condenados del barrio o de la ciudad según Wacquant, serian los habitantes de los conjuntos habitacionales construidos por el Estado, surgidos en el marco de determinadas políticas habitaciones y deteriorados por externalidades propia de los países en desarrollo. Desde esta perspectiva Hidalgo nos señala desde un análisis urbano que el Estado, a través de las políticas de vivienda ha ejercido una influencia decisiva en la expansión de las ciudades, significativamente en la región metropolitana, generado en los últimos años la expulsión de los pobres a la periferia (Hidalgo: 2004).

Desde una perspectiva más sociológica, Wacquant (2007) señala que la condena de los pobres de la ciudad se ve agudizada por: (a) la dualización del mercado laboral, la generalización del empleo precario y la desocupación laboral. (b) El desmantelamiento de los programas a largo plazo de asistencia pública a cambio del impulso de una seria de programas a corto plazo de asistencialismo. (c) La crisis del conjunto habitacional social. Condenado o determinado la vida cotidiana de los individuos en un escenario de relegación socioespacial.

El filosofo francés Foucault nos señala que la condena de los individuo estaría determinada por el espacio habitado, espacio urbano marginales construidos por el Estado con el objetivo de distanciar a los pobres del capital. … “El surgimiento de los barrios marginales, definido por calles, avenidas, plazas, viviendas, lugares concebidos en la institución misma de la sociedad, se presenta como una degeneración de acuerdo a las necesidades de la acumulación del capital, es una forma de proteger la riqueza invertida en la ciudad, la cual es a veces localizada en espacios desprotegidos que podrían ser dañados fácilmente. Introduciendo la noción de sociedad disciplinaria, la que se caracteriza por el despliegue de un vasto sistema de control sobre los individuos que se orientan a la compensación del delito individuos que son disciplinados en los mismos escenarios marginales, construidos políticamente como retraducción espacial de las diferencias económicas y sociales. (Foucault; 1979; 145 – 150).


"es mas fácil salir a la calle y tomarse un copete, un cigarro o un pito con los amigos, que preocuparse de uno mismo, preocuparse del futuro... para otros la familia no te deja hacer cosas, el hecho de vivir en un lugar donde se teme mucho, la familia te restringe, y esto es protección y se llega a sobreproteger, y eso te impide desarrollarte"
Joven Población Santo Tomas. Mayo 2008

"si, hay mucha venta acá... Hay mucha gente que ha empezado a vender, se van por la plata fácil, además que esta población está mala en sentido económico, entonces se van al recurso más fácil"
Vecino Población Santo Tomas Mayo 2008



Para Wacquant y Foucault, las estructuras y las políticas estatales juegan un papel decisivo en la articulación de las desigualdades de clases, de lugar y de origen. Para Hidalgo es el Estado y sus políticas de viviendas las que dan solución a la problemática. No obstante, las acciones emprendidas afectan principalmente a los grupos de más escasos recursos.

En consecuencia, el Estado y sus políticas habitacionales ejercen presión en el desarrollo humano de sus individuos, condenado a los beneficiados de viviendas sociales a una vida llena de carencias sociales y urbanas, donde el futuro se vive día a día, sin mayores proyecciones ni expectativas.

El encierro y la cerrazón.

La marginalidad avanzada, comprendida como la relegación socio espacial, conduce a los individuos a una cerrazón excluyente, una restricción al acceso de las posibilidades sociales y económicas existentes en una sociedad. Este proceso se ve incrementado en el sector Santo Tomás, por los argumentos expuestos a lo largo del texto. Sin embargo, esta cerrazón de los pobladores de este sector de la Pintana es acrecentado por la actual construcción del tramo final del acceso sur. El Trazado de la autopista separará de la comuna, a las villas Santa Teresa y La Zarzuela materializando en el espacio urbano, la histórica segregación y marginación experimentada a lo largo de los años. Finalmente sancionando a los cuerpos humanos presentes en este sector a la condena de su propio barrio.





“CON LOS PIES PARTIDOS Y CON OLOR A HUMO”. Movilizaciones sociales y Acciones colectivas en las Tomas de Terreno de Alto Hospicio

¿Existió algún tipo de movimiento social en localidad de Alto Hospicio? ¿Quiénes fueron sus protagonistas? ¿Cuáles eran sus metas y objetivos? Son una de las tantas interrogantes que se surgen a partir de la rápida respuesta habitacional a las más de 20 mil familias en situación irregular, además de la pronta aprobación del proyecto de ley que separaba a Alto Hospicio de la comuna de Iquique (Ley Nº 19.943), durante el gobierno de Ricardo Lagos Escobar.

A través de este ensayo se intenta desarrollar un breve análisis del proceso de configuración social y espacial de Alto Hospicio y el empoderamiento de las Mujeres como actor social emancipador en la construcción de un nuevo espacio territorial, que emerge como alternativa habitacional para familias de escasos recursos que no pueden acceder a los altos costos de la vivienda en la ciudad de Iquique.

Autores como Manuel Castells y Tomas R. Villasante, señalan que los movimientos sociales surgen en espacios territoriales de convivencia y necesidades propias, siendo la tesis central de ambos a grandes rasgos, los ciudadanos como actores claves que construyen el movimiento social desde los problemas de la cotidianidad.

Alto Hospicio Un nuevo Escenario Urbano

Los primeros antecedentes históricos de la localidad nos relatan a Alto Hospicio como un poblado apacible, constituido por un conjunto de parcelas agrícolas, asentamientos urbanos y algunos talleres artesanales, en los años 80, su población no superaba las 500 familias. Realidad que se vería alterada durante la dictadura militar, un 13 de junio 1987, día en que fueron erradicadas 180 familias asentadas de modo ilegal en el campamento del barrio “El Colorado Bajo”, ubicado en el sector norte de Iquique. Hombres, mujeres y niños fueron abruptamente expulsados de la ciudad y trasladados a la localidad de Alto Hospicio, marginados del desarrollo urbano, los mínimos servicios básicos de habitabilidad.

A pesar de las mínimas condiciones que presentaban las tierras hospicianas, no tardaron en llegar centenares de familias nortinas, asentándose de manera irregular; levantando habitaciones de material ligero, excavando pozos y reuniendo tambores para la recolección de agua, mecanismos precarios para la satisfacción de las necesidades básicas. Conformando así, los primeros campamentos, y con ellos, precarias asociaciones y organizaciones sociales entorno a la vivienda, quienes en conjunto con autoridades locales van negociando y gestionando progresivos logros en los siguientes años, tales como; subsidios habitacionales, agua potable, electricidad los primeros colegios, un consultorio, iglesia y una que otra infraestructura para la comunidad.

En esta primera etapa de la construcción de Alto Hospicio se identifica una insipiente movilización de los recursos como forma concreta de acción colectiva. Considerando la acción colectiva como proceso de acción común, que entiende como referente central del actor racional individual o grupal que emplea el racionamiento estratégico o instrumental, reemplazando a las masas irracionales de los clásicos movimientos sociales. La organización identifica sus fines con las preferencias de cambio de un movimiento social y actúa por conseguir estos fines. (Cohen; 1985). La organización de esta etapa, ejerce un rol de interlocutor entre la comunidad y las instituciones, siendo su principal estrategia la creación de formas asociativas y modos de comunicación, para alcanzar las metas propuestas.

Posteriormente entre los años 1997 y 1999, los efectos de una crisis internacional (crisis asiática) repercutieron en este apartado territorio. El flujo migratorio que había sido constante en el tiempo, se triplicó, alcanzando una población de casi 40 mil personas. Si bien, se había otorgado solución a las primeras familias asentadas, a través de los planes de vivienda social, a finales del año 2000 había más de 20.000 personas, 4500 familias que vivían en situación irregular, conformando así para los medios de opinión pública “el campamento más grande de Chile”.

En este contexto se identifican cuatro territorios en la localidad; El centro, área donde se ubican insipientes servicios, algunos conjuntos habitacionales, habitados por las primeras familias asentadas y tres asentamientos irregulares ubicados en la periferia, conocidos como las tomas La Pampa, La Negra y El Boro.

Reseña de los Asentamientos La Pampa, La Negra y El Boro

Toma La Pampa

Asentamiento que concentraba el mayor número de familias, más de 2 mil (inmigrantes de todo el país y de países vecinos Perú y Bolivia) Ubicada al sur poniente del centro de la localidad, al constado de la carretera que otorga conectividad con la ciudad de Iquique. Sus pobladores fueron llegando seducidos por un programa de autoconstrucción impulsado por la municipalidad de Iquique, comandado por el entones alcalde Jorge Soria, programa que seducía a las familias a la ocupación ilegal del terreno y posterior construcción por etapa de la vivienda con ayuda de la municipalidad. Las promesas que sustentaban una relación clientelar, entre el alcalde y la comunidad, se ve fraccionada por el incumplimiento de las promesas municipales. En consecuencia las demandas fueron desviadas y profundizadas hacia el Estado. Articulándose un movimiento marcado por el clientelismo y las luchas de poder entre el gobierno comunal y el regional "junto a la pobreza urbana y a los problemas sociales aparecen los movimientos urbanos y su conexión potencial con las luchas políticas"(Castells; 1981: 149).

“Se nos dijo que para tener solución habitacional teníamos que organizarnos, lo que siempre se nos ha pedido. Y nos juntamos todos he hicimos comités de vivienda. El de nosotros se llamaba comité de vivienda flor del desierto; hay una presidenta y una secretaria, la cual luchaba en la municipalidad porque como se suponía que esto iba a ser autoconstrucción, siempre gestionamos por intermedio de la municipalidad y ahí quedamos habían varios comités con hartos nombre diferentes y ahí nos pusimos más organizados porque si estábamos conformados en comité, íbamos a tener solución y claro gracias a los comités tenemos lo que tenemos”.
Pobladora La Pampa 2002.
[1]

Toma La Negra.

Surge en los años 80 a partir de la migración de familias aymaras del altiplano a un sector más próximo a la ciudad central, Iquique. Este territorio ubicado al sur oriente del casco antiguo, situado en los faldeos del cerro, otorga las condiciones optimas para la formación de un villorrio de su etnia, el desarrollo de actividades agrícolas y la artesanía. No obstante, esta aldea no se mantuvo al margen de la explosión migratoria, aumentando su población desde los años 1997 alcanzando a constituir 1500 familias. La movilización de esta toma estuvo caracterizada por las múltiples formas acción colectiva "La unidad en la acción sólo es el resultado de las relaciones internas y externas entre movimiento y sistema de acción, cómo se reúnen los recursos, cómo se negocian las relaciones en la organización, cómo se crean las ideologías y cómo se producen las relaciones con el ambiente" (Melucci; 1989; 3). Otorgando un carácter solidario al conjunto de relaciones sociales y humanas desplegadas en este escenario urbano, el que se distinguió por la fuerza de sus lazos fraternos entre sus pares, impulsando numerosas organizaciones sociales que complementaban las demandas sociales y urbanas con acciones orientadas al desarrollo del capital cultural de la comunidad.

…Y es curioso porque a pesar de carecer de agua potable, energía eléctrica, y locomoción, teníamos una buena calidad de vida, unos hijos sanos, una familia feliz, y una casa de material ligero que era un verdadero hogar. En “La Negra” conocí gente maravillosa que han pasado por ahí, vecinas, señoras como las del grupo de mujeres “Violeta Parra”, sacerdotes de la capilla “Jesús, mensajero de la paz”, a la gente del comité “Los Pioneros”.
Pobladora de La Negra año 2002.


Toma El Boro.

El más pequeño de los asentamientos, con no más de 250 familias, ubicado en el extremo norte del centro, siendo sus flujos migratorios menos variable. Su población está constituida por grupos familiares emparentados y por un importante número de población de origen nortino. Sin embargo es el asentamiento que presento mayor fragmentación entre sus organizaciones y su población de bases. Su principal característica, el fuerte vínculo con la iglesia Católica, hecho que in-visibiliza las acciones por la vivienda, focalizando sus funciones durante años a la construcción de una capilla, “Capilla San Lorenzo”. Acción que es comprendido por los muchos jóvenes, hijos de familias de la localidad que murieron el año 86, por la explosión en la planta de producción de bombas de racimo de la empresa Cardoen.


…Teníamos claro que nos queríamos separar del comité San Lorenzo solo reunía plata para la iglesia y nada para la toma…nos reunimos en la calle. Fue el 97, en el mes de septiembre más o menos; fue alrededor de un fogata en la calle y formamos el comité Villa Cristal…

Presidenta del Comité del Boro


Estos tres asentamientos, que reunían a más de 4.500 familias, se caracterizaron por su alta precariedad propia del equipamiento informal, la autoconstrucción, y materiales de edificación no convencionales. Además del no acceso a los servicios básicos; luz, agua potable, electricidad y alcantarillado. En un espacio donde las condiciones geográficas endurecen aun más el paisaje desértico, bajas temperaturas en las noches y altas durante el día, sumado a la tierra seca todo el año y la fuerte camanchaca durante todo el año.
Las demandas principales de estos pobladores estaban relacionadas con mejorar las condiciones mínimas de sobrevivencia, agua y luz, las principales y posterior la demanda por la propiedad, el terreno. Todas las solicitudes iban al Gobierno a quien identificaban como responsable de otorgar la solución a los problemas sociales, urbanos y habitacional
[1] Entrevista realizada en el contexto de la investigación LA DEMANDA POR LA VIVIENDA EN LAS TOMAS DE TERRENO EN ALTO HOSPICIO.
Estudio descriptivo del proceso de movilización social de los Sectores La Pampa, La Negra y El Boro. TESIS PARA OPTAR AL TÍTULO DE LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA
El movimiento por la Vivienda y los nuevos protagonistas

La teoría de los movimientos sociales e iniciativas populares de Tomas R. Villasante, parte de la convicción que las masas tienen un gran potencial de acción transformadora y son capaces de impulsar una intervención social desde la base. Las demandas colectivas de los pobladores de los campamentos de Alto Hospicio surgen en espacios territoriales de convivencia y necesidades propias, impulsando acciones colectivas desde los problemas de la cotidianeidad. "La ciudad y sus movimientos se componen de elementos cualitativos de identidad colectiva y control social, es decir, de procesos de comunicación entre grupos y sectores que se articulan entorno a determinados símbolos, prácticas cotidianas, horizontales y metas sociales" (Villasante; 1991; 10).

Las dificultades individuales de la vida cotidiana, en un contexto urbano y social de precariedad, generalizan las necesidades y la búsqueda de soluciones. La pobreza crea identidades colectivas y con ellos grupos articulados que buscan satisfacer las necesidades a través de acciones diarias que abastezcan objetivos a corto y mediano plazo.

Ahora bien, detrás de cualquier objetivo "existe una red compleja de motivaciones articuladas, en donde las identidades escondidas y latentes, construidas en la cotidianeidad, son determinantes, así como los horizontes o referentes que enmarcan la acción más allá de lo inmediato" (Villasante; 1991; 10). El caso de las tomas de Alto Hospicio, es significativo pues el espacio territorial de convivencia trae un sinfín de motivaciones que hacen remecer hasta el más indiferente de los individuos. Una población conformada por hombres y mujeres de diferentes lugares del país, con identidades culturales distintas. Se han reunido en el mismo espacio, atravesando las mismas dificultades y trazándose un objetivo en común.

Las organizaciones y asociaciones presente en los tres campamentos entrelazan sus acciones y articulando redes, dando forma a un tejido asociativo: " una malla o una red bastante tupida, que en algunos puntos está rota o desconexa y en otras partes se agolpan relaciones de cotidianeidad" (Villasante; 1991). Los comités de viviendas, las juntas vecinales, clubes deportivos, clubes de adulto mayor, organizaciones cristianas, organizaciones de mujeres, comedores infantiles, se organizan para levantar y perseguir sus demandas.

Este proceso, que no alcanzo a durar más de tres años, estuvo liderado mayoritariamente por mujeres, actores sociales fundamentales para el desarrollo del movimiento. Desde Touraine “La función del actor social es asegurar el control de la historicidad en cada momento de organización”. (Touraine; 1987;44). La historicidad entendida como un modelo cultural que domina una sociedad, que identifica el momento de la historia con sus propios intereses de dominación, el pueblo define su momento histórico de que es objeto. Hasta hora las mujeres habían estado relegadas a un papel secundario, a los quehaceres de la casa, a la crianza de los niños, el rol de compañera. No obstante, en un momento surge la imperante necesidad de autonomía, hecho detonado por el contexto de precariedad y el anhelo de un hogar definitivo para sus hijos, haciendo colectiva la imagen objetiva del espacio urbano compuesta de; un terreno propio o de la casa propia, de una espacio urbanizado, con agua potable y electricidad, con escuelas, ferias libres, parques de recreación, centros de desarrollo cultural y casas de apoyo para la mujer, básicamente “dejar de ser el patio trasero de Iquique y ser su ante jardín”

En una sociedad construidas por hombres, las mujeres hospicianas tomaron las palas para construir sus propias casas y liderar las acciones que las conducirían a cambiar la historia que el norte había preparado para ellas. “la historia del barrio se entrelaza también para las mujeres con un tránsito de semiaislamiento inicial a la construcción de las redes cada vez más amplias y formales de solidaridad y participación más allá de la familia; con el transito de lo privado a lo público o, quizás más precisamente, con la invasión del ámbito público por las mujeres con sus necesidades y sus organizaciones” (Degregori. Blondet y Lynch; 1986:185).

La nuevas protagonista caracterizadas por su olor a humo y sus los pies partidos, las mujeres del Alto, buscan construir su propio espacio y para ello, superan la capacidad individual y exigen un estrategia colectiva, que implica establecer relaciones más allá del hogar, construyendo redes de ayuda mutua… estableciéndose relaciones en pie de igualdad. (De Gregori. Blondet y Lynch; 1986). Esa así, que las acciones se desarrollan en dos frentes por una parte, se refuerzan los lazos de solidaridad y apoyo entre vecinas para la producción del quehacer domestico y por otra de impulsan una seguidilla de manifestaciones en todas partes de la ciudad, implorando una solución, en la plaza Prat y Condell de Iquique, en avenidas Arturo Prat, en la ruta A 16, construyendo la potencialidad popular. Gestionando y negociando las demandas día a día; la llegada del agua a través de camiones aljibes por parte del gobierno regional, la limpieza de los pozos sépticos por parte de la municipalidad, fondos para motores para generar electricidad por parte de la Intendencia, subsidios especiales para privados que inviertan en educación en colegios subvencionados, dinero para la compra de medias aguas del Hogar de Cristos y lo más importante exigencia para un pronta solución habitacional al Gobierno Central.

Después de algunos viajes a Santiago, por parte de dirigentes, más algunas huelgas de hambre sin mayor cobertura, los campamentos de Alto Hospicio logran estar en la mirada nacional e internacional, lamentablemente por la desaparición de las niñas de Alto Hospicio, acontecimiento que fue utilizado por el movimiento para dar a conocer al País la situación de precariedad que los afectaban, dado que 6 de las 11 niñas desaparecidas vivían en estos sectores, las tomas eran el escenario donde se desarrollaba la vida cotidiana de estas 6 jóvenes, espacio que se vio invadido por los medios de comunicación, lo que generó que entre el 1999 y 2001 la prensa escrita y los canales de televisión retrataran a nivel nacional las vidas en las tomas de terrenos de Alto Hospicio de Macarena Sánchez, Viviana Garay, Macarena Montecinos, Katherine Arce, Patricia Palma y Laura Zola. Ddetallando las condiciones de pobreza e inhospitalidad del entorno físico y social. Sin embargo la estigmatización social y cultural no logra desmotivar las acciones colectivas de las mujeres Hospicianas. La desaparición de las liceanas de Alto Hospicio, centró los ojos del país en esta apartada comunidad.

Estos hechos que se enmarcan en un contexto electoral a finales del 1999, que hacen prometer una pronta solución al candidato de la concertación Ricardo Lagos. Quien posteriormente en calidad de Presidente de la Republica, encomendaría la ejecución de un programa especial de vivienda y urbanización para estos sectores llamado Plan Integral Alto Hospicio – Alto Molle, (2001 – 2003) construyendo casas, urbanizando terrenos, creando calles y avenidas, edificando infraestructura en educación, salud, seguridad, deporte, y potenciando la vida comunitaria.

Las 4500 familias, en situación irregular lograron su solución habitacional, junto con esto los sectores de La Pampa, La Negra y El Boro, se incorporaron al radio urbano de Alto Hospicio, a través de conectividad y construcción de servicios, gestándose poco a poco la identidad hospiciana, caracterizada por la fuerza de sus mujeres, por una diversidad de culturas[1] expandidas en el desierto y por la ilusión en el futuro mejor para sus niños y niñas.

Finalmente si bien, podemos identificar distintos tipos de asociatividad y acciones colectivas en el espacio urbano, la acciones desplegadas por las tomas La Pampa, La Negra, El Boro permiten articular un tejido asociativo y conjuntos de acción que hicieron posible la solución de demandas urbanas por parte de los pobladores. Tejido caracterizado por sus organizaciones de base y sus redes conexa o inconexa según las circunstancia en el tiempo y en el espacio territorial. Sin embargo, el principal valor de estas acciones movilizadoras, es el actor social, sus protagonistas quienes lideran y articulan las acciones colectiva del movimiento otorgando un matiz que va más allá de la lucha por la vivienda, sino de la apropiación del espacio público y la construcción de su propia ciudad y la validación de sus derechos como mujer.


“La Gabriela dijo un día que todas íbamos a ser reinas y a veces lo hemos sentido…La directiva de la asociación empuja, incentiva, y les dice, ya chiquillas sigan adelante, traten de hacer esto, y resulta. Incluso pretendo que una o dos mujeres de La Negra lleguen a la universidad.”

Ex. Presidenta de la agrupación Violeta Parra de la Negra.


El rol que encarnan las mujeres hospicianas que con olor a humo por la leña que quemaban para cocinar día a día y los pies partidos por la sequedad de la pampa del desierto grande, participan activamente del proceso de movilización, permitiendo la construcción social de la realidad Hospiciana y los primeros cimientos de la identidad de esta tierra seca que se convirtió en hogar.

… pese que el hombre muchas veces ha tratado de ensuciarla, con huellas de sangre y poder, Alto Hospicio se ha sostenido y ha vuelto a renacer… pues es una ciudad con fuerza de mujer…(Mujeres de Alto Hospicio, Relatos auto bibliográficos)


[1] Etnias mapuches, atacameños, aymaras y Rapa Nui, además de bolivianos, peruanos, ecuatorianos y brasileños quienes conviven con hombres y mujeres del norte grande, del norte chico, centro y sur del país.